miércoles, 5 de enero de 2011

9 meses más tarde.


Aquí me ven, o mejor dicho, me leen (si es que hay algún loco que quiere perder el tiempo leyéndome). Y como siempre, no se si escribo para alquien o si escribo para mí. Pero estoy convencido que lo importante de todo esto es, por lo menos, tratar de hacer algo. Han pasado meses y cuatro días de mi última publicación en este blog y la verdad es que me siento algo rado. Ya no vivo más en Uruguay, hoy vivo en Bolvia, Santa Cruz de la Sierra (hasta que me echen).
Pero lo cierto es que retomo mi actividad con nuevos bríos, de pronto, repasando mis antigüas publicaciones, no piendo lo mismo de algunas cosas pasadas, pero hay que tener en cuenta algo que siempre dije: Cuidado, las palabras que te liberan hoy te pueden encarcelar mañana. Por eso creo que el hombre (o mujer) tiene que ser consecuente con su razón y sentir, y debe poder decir que ha cambiado de parecer, porque su propia experiencia le ha enseñado algo que antes no sabía.
Así que mis siguientes publicaciones de pronto, rayan la utopía, pero realmente no me importa, porque sé que hasta el día de mi muerte voy a ser un utópico, aunque hoy pretenda llevarlo a la práctica. Cada ser humano tiene un camino que recorrer, tal vez puede construirlo, pero su Leyenda Personal (perdón por parafrasear a Coelho) está esperándolo a la vuelta de la esquina. Así que si alguien está leyendo esto (o como a veces sucede, alguien lo está leyendo cuando yo ya no esté) si alguna palabra de mi autoría sirve para que su boca la enuncie a los cuatro vientos, o si ayudo a alguien a ver algo desde otro punto de vista, de pronto no he pasado sin pena ni gloria por este mundo. Mi prosa, por decirlo de alguna manera, no pretende ser erudita, tampoco lógica, pero sí tendrá mi alma y mi vida. Manos a la obra.

1 comentario:

Crítico dijo...

Quedate tranquilo, al parecer alguien te lee.
Nada mas cierto que el hecho de escribir algo y cambiar de opinión, está permitido, no te preocupes. Por eso somos seres racionales que tenemos derecho a opinar distinto, incluso que nosotros mismos.